Viruela del mono por Basilio Valladares Hernández

Desde hace algunos años, estamos viendo que nuestra tranquilidad se ve afectada por distintas enfermedades infectocontagiosas que pasan de los animales a las personas (las denominadas zoonosis). De forma rápida, recordemos la aparición del virus del SIDA a mediados de los ochenta del siglo pasado, siguiendo con las gripes aviar y del cerdo, el SARS y el MERS como síndromes respiratorios agudos, el EBOLA en 2014 y 2016, el ZIKA trasmitido por mosquitos del género Aedes, por las mismas fechas y recientemente el SARS COV II, virus productor de la COVID 19, que ha transformado y generado muchísimos problemas en el mundo.

En estos días, nos ha sobresaltado las noticias de que, en el Reino Unido, Portugal y España, han aparecido casos de la denominada “viruela de los monos”. A falta de confirmación de diversos casos, se ha generado una alarma en una sociedad que aún no ha terminado de pasar y sobreponerse a la mayor pandemia padecida en los últimos tiempos.

 

¿Qué es la viruela del mono?

Para entender mejor el planteamiento que voy a hacer, es necesario, entender y conocer lo que ocurrió con la viruela humana.

La “viruela humana” es una enfermedad conocida desde la antigüedad, también denominada “viruela loca” o “viruela negra”. Era una enfermedad muy contagiosa con índices de letalidad por encima del 30%. Gracias a la vacunación masiva, desde 1977 no se ha declarado ningún caso humano de viruela en el mundo y en 1980 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró extinguida la enfermedad. La provocaba un virus DNA “ortopoxvirus” perteneciente a un grupo importante de virus que afecta a mamíferos no humanos, pero que algunos de los cuales, son patógenos para los humanos.

En 1957, se diagnosticó, por primera vez, en un grupo de monos dedicados a estudios científicos, una viruela provocada por otro “ortopoxvirus” parecido, pero no igual, al de la viruela humana. De ahí el nombre de “viruela de los monos”. Posteriormente, en 1970, se vio que, este virus, había pasado a afectar a humanos y desde entonces se han venido reportando pequeños brotes humanos, principalmente en África Central y Occidental. El primer brote fuera del continente africano, se dio en 2003 en Estados Unidos. Ahí no intervinieron los monos pues el virus se había ya adaptado a vivir en roedores como ardillas, ratas etc. y contagiaron a unos “perros de la pradera” de USA. El contagio de persona a persona, es reciente, pero de acuerdo con la declaración de importantes científicos, no es fácil de producirse.

Se tienen ya datos sobre la secuencia genómica del virus que está afectando en estos momentos a nuestro entorno. Al parecer, corresponde a la secuencia del virus del África Occidental, que es el menos virulento de los dos que se conocen.

La “viruela del mono” en humanos comienza como una gripe, con fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares, dolor de espalda, escalofríos, cansancio y con la presencia de ganglios linfáticos inflamados. Estos síntomas duran varios días (entre uno y cinco días, pero pueden llegar incluso a 21). Posteriormente aparece una importante erupción cutánea en caras y manos, principalmente, que recuerda a la varicela. En los casos actuales, la letalidad es muy baja (según la OMS, entre el 0 y el 11%, especialmente en niños), de hecho, no lleva hospitalización, sino que se le hace el seguimiento en su propio domicilio.

 

¿Cómo se contagia?

En principio, solo se contagiaban las personas que estaban en contacto con monos o se alimentaban de carne de mono. El contacto entre personas, es reciente y podríamos resumirlo en una frase: “con contacto estrecho”. Se contagia a través de fluidos corporales, recibiendo tos o estornudos de la persona enferma, compartiendo ropa incluyendo la ropa de cama, estando en contacto con las lesiones de la piel o las costras que se desprenden cuando éstas se van secando.

Pero el contacto comunitario no es tan sencillo. Nick Phin, subdirector del Servicio Nacional de Infecciones de la oficina de Salud Pública de Reino Unido, declaró: «Es importante enfatizar que la viruela del mono no se propaga fácilmente entre las personas y el riesgo para el público en general, es muy bajo«.

Por otra parte, Jonathan Ball, profesor de Virología Molecular de la Universidad de Nottingham, manifestó: «El hecho de que solo uno de los 50 contactos del paciente infectado con viruela del mono inicial, haya sido infectado, muestra cuán poco infeccioso es el virus».

Simon Clarke, profesor Asociado de Microbiología Celular de Universidad de Reading ha declarado a Science Media Centre: «La viruela del mono se descubrió por primera vez en los simios en la década de 1950, pero ya en 1970 se había extendido a los humanos. También se encuentra en otros animales salvajes, como algunos roedores, por lo que es posible que los monos no sean el principal reservorio natural del virus. Se supone que la transmisión a humanos se debe a la ingestión de animales infectados».

El hecho de que otros animales puedan padecerla y trasmitirla, debe hacer reflexionar sobre la adquisición de mascotas que pudieran estar enfermas y trasportarlas de un continente a otro, sin el correspondiente examen veterinario.

Para tranquilidad de todos nosotros, debemos escuchar a importantes científicos y las declaraciones que han realizado. Así, Michael Head, investigador sénior en salud global de la Universidad de Southampton, manifestó a Science Media Centre: «Creo que sería muy raro que viéramos más que algunos pocos casos en cada brote. Y, definitivamente, no veremos niveles de transmisión al estilo de la COVID».

 

Vacunas y tratamiento de la viruela del mono

En la web del CDC de Atlanta, podemos encontrar la frase de “no existen tratamientos ni vacunas específicas para la viruela del mono”.

Pero a diferencia del SARS COV II, es un virus que se ha identificado desde hace más de 60 años y desde que, en 1970 se publicó el primer caso en humanos, se ha visto que ha afectado a diversas comunidades africanas. Esto ha permitido tener   conocimiento de diversos tratamientos y desarrollo de vacunas, así como programar diversas estrategias de control. Se ha visto que, debido al parecido con el virus de la viruela humana, hay científicos que han afirmado, “las personas vacunadas frente a la viruela humana, tienen un 85% de protección frente a virus da viruela del mono”. También hemos, encontrado, que existe una vacuna aprobada en USA, llamada JYNNEOSTM, contra la viruela del mono, con sinónimos comerciales como Imvamune o Imvanex. Así mismo, en el 2003, en el brote que se produjo en USA, se utilizó como vacuna la ACAM2000. Por otra parte, distintos antivirales, comercializados desde hace años, se han empleado con éxito frente a este virus.

 

Reflexiones

Sin acabar de asimilar los dos últimos años de la COVID 19, se nos ha presentado, entre nosotros, otra alarma de un virus emergente. Virus que también procede de animales, es decir, virus zoonótico. Esto podría ser desmoralizante. Pero esta situación es totalmente distinta. Es un virus descubierto hace más de 60 años, donde ha habido otros brotes, que se han controlado rápidamente. Existen vacunas y tratamientos que se han utilizado y que se pueden utilizar. Salvo que haya mutado demasiado (pronto lo sabremos), se sabe su forma de trasmisión, las medidas profilácticas a tomar y las terapias “no específicas” a utilizar.

Lo que nosotros podemos y debemos hacer, como ciudadanos, creo que es relativamente sencillo: conociendo como se trasmite, tomar las medidas profilácticas necesarias (higiene de manos, colaboración con las autoridades sanitarias en declaración de casos, no adquirir mascotas que no estén sanitariamente controladas y seguir las directrices que se nos han dado).

A la vista de los datos que tenemos, y vistas las declaraciones de importantes científicos, y a riesgo de poderme equivocar, creo que podemos estar tranquilos.

Ayer, entrevistaba una importante cadena de radio al Jefe del Servicio de Epidemiología del Servicio Canario de Salud, el Dr. Alvaro Torres Lana sobre el caso en estudio de Las Palmas de Gran Canaria. A la pregunta de, si hay que tener miedo o estar preocupado contestó tajantemente algo así como, “ni lo uno, ni lo otro, esto se puede controlar”.

 

Basilio Valladares Hernández

Catedrático de Parasitología

Especialista en Análisis Clínicos

Diplomado en Sanidad

Profesor Emérito de la Universidad de La Laguna

 

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