En la edición 2019 de Campus América, que ha tenido lugar en la Universidad de La Laguna entre el 6 de junio y el 12 de julio, se han impartido dos seminarios organizados por el Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias (IUETSPC) y la Fundación Canaria para el Control de las Enfermedades Tropicales (FUNCCET):
- Nuevas Estrategias para el Diagnóstico y Tratamiento de Enferemedades Tropicales Desatendidas
- Enfermedades emergentes y reemergentes en América: el papel de la investigación en la Salud Global
En el marco de estas actuaciones se ha tramitado un convenio con la Universidad de Buenos Aires, al que se pretende incluir un anexo específico para la colaboración entre el IUETSPC y las Facultades de Medicina y Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires. También se han sentado las bases para concurrir a las próximas convocatorias de proyectos de investigación del ámbito iberoamericano, junto a la posible cotutela de alguna tesis doctoral.
Chagas y leishmaniosis, dos enfermedades desatendidas por su baja rentabilidad
Dirigido por los investigadores del IUETSPC el Dr. José Enrique Piñero y el Dr. Jacob Lorenzo, el seminario “Nuevas estrategias para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades tropicales desatendidas” ha contado con la presencia de dos investigadoras del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (CONICET), la Dra. Patricia B. Petray y la Dra. Fernanda M. Frank.
La Organización Mundial de la Salud ha identificado hasta diecisiete enfermedades tropicales que ha calificado como “desatendidas”, ya que afectan a poblaciones muy empobrecidas o no resultan de suficiente interés científico y, por tanto, las empresas farmacéuticas no invierten en su investigación por ser consideradas poco rentables. Dos de ellas son la enfermedad de Chagas y la leishmaniosis, que afectan especialmente a Sudamérica pero también tienen presencia en Europa.
Piñero ha explicado que la enfermedad de Chagas es una patología que se desarrolla de forma crónica en seres humanos a lo largo de muchos años, ya que el parásito ejerce su acción poco a poco hasta desembocar en patologías cardiacas graves e, incluso, mortales. Posee un componente congénito, al poderse transmitir de madres infectadas a sus fetos, y esa ha sido una de las vías por las que ha podido entrar en Europa, a través de la inmigración.
“En España hay alrededor de 50.000 personas que podrían tener el parásito del Chagas, sin saber muchas de ellas que lo tienen. Por eso es importante el cribado para detectarlas y, si se trata de embarazadas, hacer un control para que no pase al feto”, explica el investigador.
En el caso de la leishmaniosis, en Europa está asociada a los perros y cánidos en general, que son su reservorio principal. “En Canarias hay algunos casos, pero no en humanos, al menos documentados; pero en la Península sí los ha habido entre personas. Ha habido un brote que lleva activo en Fuenlabrada (Madrid) cuatro o cinco años y ha afectado a más de mil personas. Se originó en un ecosistema silvestre, porque había animales como las liebres que pudieron servirle como reservorio y las moscas la transmitieron a las personas que pasaron por allí”.
Estas enfermedades se denominan como “tropicales”, pero Piñero ha advertido de que este término ya ha quedado anticuado, pues en su momento se refería a una zona geográfica determinada pero ahora fenómenos como el cambio climático o la distribución de las patologías mediante los viajes o la importación de alimentos han provocado que ya no se den exclusivamente en los trópicos y se hayan extendido. Por ejemplo, la Enfermedad de Chagas ya está en España, Francia, Italia y Alemania.
Las investigadoras argentinas invitadas a este seminario de Campus América 2019 están especializadas, precisamente, en esta patología: Fernanda M. Frank se ha enfocado en la búsqueda de metodologías que mejoran el diagnóstico y Patricia B. Petray, en las terapias, explorando la viabilidad del uso de nanopartículas.
Piñero ha explicado que muchos de los medicamentos utilizados para estas enfermedades son tóxicos y tienen problemas de solubilidad. “Entonces, las nanopartículas y otro tipo de vehículos, como los liposomas y niosomas, ayudan a vehiculizar el componente activo hacia donde se encuentra el parásito y elimina pare del componente tóxico que generan los medicamentos”.
Como se trata de enfermedades desatendidas, muchas veces la única manera de afrontarlas es a través de instituciones y fondos públicos. “A veces surge alguna molécula con interés y podemos llegar a patentarla en la Universidad de La Laguna, a través de la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación, pero es complicado: solo podemos llegar hasta ahí, sacarle beneficios a esa patente y hacer estudios más grandes con varios grupos de control escapa a nuestro ámbito, tienen que entrar empresas”.
Urge potenciar la investigación para prevenir la reaparición de enfermedades tropicales
El seminario «Enfermedades emergentes y reemergentes en América: el papel de la investigación en la Salud Global» contó con el Dr. Óscar Noya González y la Dra. Belkisyolé Alarcón de Noya, ambos del Instituto de Medicina Tropical de la Universidad Central de Venezuela, que hicieron hincapié en la influencia que posee para la salud global la emergencia y reemergencia de enfermedades que actualmente se hallan en zonas de Latinoamérica.
Las crisis económicas y sociales experimentadas en los últimos años en determinadas regiones del mundo también han afectado al ámbito de la salud. La Dra. Emma Carmelo, profesora del área de Parasitología de la Universidad de La Laguna, señaló que este evento surge de la importancia que tiene hacer ver cómo la investigación científica puede ayudar a paliar los problemas que se están produciendo en torno a enfermedades que ya han sido erradicadas en otras zonas del planeta. En este sentido, Carmelo recalcó que estas afecciones, que están viviendo un resurgimiento, “no tienen fronteras” y es por ello que la labor investigadora tiene que ser cada vez mayor.
La Dra. Susana Abdalá, decana de la Facultad de Farmacia, aportó datos sobre enfermedades tropicales como la malaria. En este caso, Venezuela fue el primer país certificado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en erradicar la malaria de la mayor parte de su territorio. Sin embargo, la decana apuntó que esta región, azotada por una grave crisis en todos los ámbitos, hoy en día “es una de las afectadas por esta enfermedad”.
A lo largo de la historia, el archipiélago canario ha tenido una relación especial con Latinoamérica en general y con lugares como Cuba o Venezuela en particular. Esta vinculación viene dada por el flujo migratorio que se produjo principalmente en dos etapas como fue el comienzo del siglo XX y la época posterior a la Guerra Civil en España, además de ser un punto de parada obligatoria para las embarcaciones que van desde Europa a América y viceversa. Hasta ese entonces retrocedió el catedrático y exdirector del Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias adscrito a la ULL, el Dr. Basilio Valladares, para explicar la evolución de estas enfermedades en las Islas Canarias.
Dengue, malaria, leishmaniosis o zika son algunas de las enfermedades tropicales más conocidas con las que ha trabajado Valladares a lo largo de sus 44 años de carrera profesional. Esta labor realizada desde el IUETSPC ha propiciado que se continúe detectando nuevos casos en las Islas Canarias, puesto que tal y como advierte el catedrático, “siempre hay que estar atentos”. Incluso, en la actualidad siguen apareciendo afectados, aunque el experto reconoce que este tipo de enfermedades, prácticamente en su mayoría, se contraen fuera del archipiélago.
Los movimientos migratorios se erigen como el principal factor a la hora de trasladar estas afecciones y en el siglo XXI la movilidad no va a dejar de crecer. Por este motivo, Valladares se mostró cauto, al asegurar que la prevención en cuanto a este tipo de problemas es fundamental. Es más, afirmó con rotundidad que en estos casos siempre será “muchísimo más barato prevenir que curar”, algo que se pretende conseguir con la estructura investigadora que posee la Universidad de La Laguna en este campo.